Hace ya cuatro décadas que, en Suiza, los grupos en defensa de los derechos de las personas homosexuales reclaman el derecho a casarse. Aunque sus reivindicaciones chocan con los círculos ultraconservadores cristianos –según el historiador Thierry Delessert– las Iglesias han sido más abiertas que la política.
Un sí al matrimonio para todas las personas en las urnas el 26 de septiembre, para los grupos homosexuales suizos, sería la culminación de una larga lucha. en su libro Sortons du ghetto [Salgamos del gueto], el historiador e investigador Thierry Delessert afirma que estas reivindicaciones se remontan a los años sesenta y setenta del siglo pasado. En aquel momento, los activistas homosexuales se dirigieron a las Iglesias para obtener una bendición y abrir la puerta a los derechos civiles.
Suiza es uno de los últimos cuatro países de Europa Occidental donde las personas homosexuales no tienen el derecho de casarse. La investigación de Thierry Delessert, sin embargo, muestra que para evolucionar en la aceptación de la homosexualidad la sociedad no ha esperado a la legislación.
Thierry Delessert: En aquella época, los actos homosexuales cometidos entre adultos de ambos sexos efectivamente estaban despenalizados. Sin embargo, en realidad, la policía estaba muy pendiente. Hubo redadas en los círculos gay. Las personas homosexuales eran vigiladas y fichadas. A pesar de esta despenalización parcial, durante la Guerra Fría, Suiza no fue diferente a otros países. Desconfía totalmente de las personas homosexuales, a las que percibe como una dudosa red de personas que se esconden, vergonzosas, perjudiciales para la sociedad, que incluso pueden llevar a cabo operaciones de espionaje para potencias extranjeras. El homosexual se ha convertido en un traidor, ya que en el ámbito militar la homosexualidad está prohibida.
Así, la Suiza supuestamente progresista, que había elaborado el Código Penal de 1942, sale de la Segunda Guerra Mundial totalmente encerrada en sí misma.
“Las personas homosexuales han pasado de ser un grupo avergonzado y empujado a la invisibilidad a ser interlocutores legítimos”
Thierry Delessert, historiador
En la época del Código Penal de 1942, ¿a qué riesgos se enfrentaban los homosexuales y las lesbianas?
El Código Penal fijó la mayoría de edad sexual para las personas homosexuales en 20 años, frente a los 16 años para las personas heterosexuales. Se prohíben y se castigan las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo con menores de 20 años, así como la prostitución homosexual. La policía llevó a cabo además amplias investigaciones. Se les presionó para que dieran el nombre de su pareja sexual, que luego la policía entrevistó. Quienes habían interactuado con personas adultas no comparecieron ante la justicia, pero sus nombres se inscribieron en el registro de homosexuales. Las mujeres lesbianas, sin embargo, en todo esto no eran motivo de preocupación.
A cambio, ¿no se hicieron invisibles?
Sí, fueron invisibilizadas, ridiculizadas, especialmente por la policía. Se consideraba un no-fenómeno. Las lesbianas fueron así sometidas a una doble invisibilización: como mujeres y como lesbianas.
¿En qué momento podemos considerar que en Suiza se despenaliza por completo la homosexualidad?
Con la votación popular de 1992, la homosexualidad se despenaliza tanto en el ámbito civil como en el militar. En los años 70, una comisión de expertos, presidida por el catedrático bernés de derecho penal Hans Schultz, reconoce que la homosexualidad es una orientación natural contra la que no se puede luchar, tan natural como la heterosexualidad. Coinciden en ello teólogos, psiquiatras, juristas y personas afectadas. Consideran absurdo establecer una edad de mayoría sexual diferente para las personas homosexuales o prohibir la prostitución homosexual cuando está permitida para las personas heterosexuales. La despenalización se produce siguiendo esta lógica.
Por lo tanto, ¿la religión ha evolucionado más rápido que el derecho?
Así es. Esta es la mayor sorpresa de mi investigación. Las primeras demandas de matrimonio homosexual se hacen a las Iglesias en los años 60 y 70. A pesar del rechazo, estas abrieron la puerta a las discusiones sobre la normalidad de la homosexualidad, a la idea de una posible bendición. El Sínodo 72 de la Iglesia católica suiza llegó muy lejos en su reflexión sobre la cuestión, aunque el Vaticano posteriormente revocó sus decisiones. Las Iglesias se han mostrado más abiertas que la política, más abiertas que la policía, muy pegadas a una lógica de prohibición. Además, hoy en día esto sigue siendo así, ya que el matrimonio para todas las personas no ha entrado en vigor, mientras que algunas Iglesias ya bendicen a las parejas homosexuales.
En los años 90, la perspectiva de una unión homosexual sigue provocando reacciones a veces violentas, como muestran los archivos de Radio Télévision Suisse (RTS). ¿Podemos decir que las mentalidades han cambiado rápidamente desde entonces?
Las mentalidades han evolucionado muy rápidamente, sobre todo en los grandes centros urbanos. Podemos ver que dos madres que llevan a su hijo a la guardería no plantean ningún problema. La televisión pública suiza también ha desempeñado un importante papel. Tras la adopción de la unión registrada en 2005, rápidamente se ofrecieron reportajes positivos sobre las familias del mismo sexo. En la sociedad civil, las cosas suelen ir más rápido que en el ámbito legislativo.
En esta evolución, ¿qué papel han jugado los colectivos homosexuales?
Han desempeñado un papel fundamental. En 1972, ya estaban en contacto con el presidente de la comisión de expertos para abogar por la despenalización total de la homosexualidad. Se les escuchó por primera vez y pudieron explicar sus problemas sociales concretos, sus ideas sobre la naturalidad de la homosexualidad. Pasaron de ser un grupo rechazado y empujado a la invisibilidad a ser uno de los interlocutores legítimos reconocidos por el Gobierno federal.
El pueblo suizo está llamado a votar sobre el matrimonio para todos después de que la Unión Democrática Federal (UDF) lanzara un referéndum contra la nueva ley. Su investigación muestra que este partido tiene una larga tradición de referendos contra los derechos LGBTIQ.
Así es, es sistemático. La UDF ya estuvo en el origen en 1992 del referéndum en contra de que se despenalizara la homosexualidad. Los representantes de este partido argumentaban que la juventud se descontrolaría, que daría lugar a orgías sexuales. La UDF lanzó un referéndum contra la ley de parejas registradas. En Zúrich incluso puso en marcha una iniciativa para prohibir el matrimonio para todas y todos. El referéndum contra la ley antihomofobia se proclamó en nombre de la libertad de expresión, es decir, del derecho a seguir insultando. Esto demuestra que lo que les interesa realmente no es el bienestar de la infancia, sino cuestionar la normalidad de la homosexualidad. No olvidemos que la UDF está cerca de las Iglesias evangélicas, que ofrecen terapias de conversión.
- Delessert Thierry, Sortons du ghetto. Histoire politique des homosexualités en Suisse [Salgamos del gueto. Historia política de la homosexualidad en Suiza], Zúrich/Ginebra, Ediciones Seismo, 2021
- Delessert Thierry y Roca i Escoda Marta, Mariage pour toutes et tous. La reconnaissance des couples de même sexe en Suisse [Matrimonio para todas y todos. El reconocimiento de las parejas del mismo sexo en Suiza], Savoir Suisse, de próxima publicación
Fuente: Swiss Info