Lo que parecía ser un presunto crimen de odio contra un hombre homosexual en Letonia se ha convertido en un suceso más complejo donde la homofobia puede no haber sido determinante, según admiten la policía y organizaciones LGTB, que condenaron inicialmente el incidente.
Normunds Kindzulis, asistente médico del servicio nacional de ambulancias, murió varios días después de sufrir graves quemaduras, el 23 de abril, en la escalera de su domicilio en Tukums, cerca de Riga. Las llamas en su ropa ardiendo fueron apagadas por su compañero de piso, al que alertaron los gritos de aquél.
Las primeras informaciones sobre el presunto crimen indicaron que antes de ser quemado a Kindzulis le amenazaron, le atacaron y le dijeron que se marchara de la ciudad y que la policía no había reaccionado a tiempo.
El suceso fue rápidamente presentado como un crimen de odio contra un hombre homosexual (el compañero de apartamento de Kindzulis también sufrió quemaduras al intentar ayudarle) y como ejemplo de cómo se ignora a la comunidad LGTBI en Letonia.
La policía letona, sin embargo, en su primer comunicado del 5 de mayo, afirmó que no tuvo pruebas de que se tratara de un crimen homófobo y que investigaba si el joven trabajador médico se había suicidado.
Tras conocer las primeras informaciones sobre un aparente ataque contra Kindzulis, miembros del colectivo de defensa de la comunidad LGTBI denunciaron en redes sociales a líderes religiosos y políticos nacionalistas por promover un clima de hostilidad contra los homosexuales.
La Alianza Nacional (NA), miembro de la coalición de cinco partidos que gobierna Letonia, ha propuesto enmendar la Constitución para suprimir decisiones del Tribunal Constitucional que reconocen algunos derechos a las parejas del mismo sexo.
Sin embargo, Kaspars Zalitis, miembro de la dirección de Mozaika, el grupo más antiguo de defensa de los derechos LGTBI, dijo a Efe que lo que ocurrió en Tukums fue exagerado de modo prematuro.
«No fue un asesinato», consideró Zalitis, quien recordó que las circunstancias de las quemaduras fatales sufridas por el joven todavía están bajo investigación.
«La homofobia tampoco parece ser el principal motivo posible para las amenazas que ha recibidó Kindzulis. Comenzó con una disputa personal con alguien de la ciudad, luego aparecieron los comentarios anti-gay cuando el asunto escaló», declaró el activista.
La televisión letona informó de que Kindzulis había sido acusado de provocar un incendio en Riga al usar líquido inflamable para quemar la propiedad de otra persona. Un fiscal declaró que se recomendó el examen de su estado de salud y valorar un posible tratamiento después de que confesara ser el autor del incendio.
En Tukums, poco después de que sufriera las quemaduras, un grupo de sus amigos se manifestó con pancartas frente a la comisaria de policía local para protestar por la falta de atención a las amenazas que había sufrido y para denunciar que se dijera que se había intentado suicidar.
«Un trabajador médico tiene mil maneras de causarse la muerte en lugar de recurrir al método tan doloroso de pegarse fuego», dijo una joven ante las cámaras de televisión.
Mientras que los activistas pro derechos LGTBI admiten que las historias sobre asesinatos homófobos en Letonia se han propagado sin base, sí admiten que el país báltico es escéptico, si no abiertamente hostil hacia esa comunidad, frente a lo que ocurre en otros países europeos.
Kristine Garina, la presidenta de Mozaika, dijo a Efe que «la organización mantendrá silencio sobre esto hasta que termine la investigación y también a petición de la familia de Kindzulis».
«Los medios y organizaciones internacionales deberían también esperar al final de la investigación, pero eso no me impide ‘felicitar’ a Letonia por la falta de leyes sobre crímenes de odio, la homofobia dentro del Gobierno y en la NA y por su penúltimo lugar en el índice de clasificación Rainbow sobre el respeto de los derechos LGTBI», ironizó Garina.
EFE