El segmento LGBT supone el 10 % de los turistas a nivel mundial y acumula aproximadamente el 16 % del gasto total en viajes
Con un impacto ‘precovid’ de más de 6.000 millones de euros al año en España, el turismo LGBT+ constituye un segmento dinámico, en constante crecimiento y con un nivel adquisitivo alto, al que cada vez más destinos quieren atraer, conscientes de su importancia para la revitalización del sector.
Según diferentes estudios internacionales, el perfil del turista LGBT+ es uno de los primeros que buscará reemprender sus rutinas viajeras en cuanto se permita la movilidad, por lo que Fitur LGBT+ se ha volcado este año en mostrar la importancia que tiene para los destinos comprometerse con la diversidad.
«La pandemia ha traído una buena oportunidad para que los destinos que ya estaban apostando por lo LGBT hayan visto que es un segmento fiel y que son los primeros en volver a viajar y para que los destinos que todavía no lo veían como un segmento de interés para la revitalización del turismo se acerquen a él», explica Nano García, director de JN Global Project, promotora desde 2008 de los principales eventos LGTBI que se realizan en Madrid.
Junto a destinos consolidados internacionalmente como Madrid, Barcelona, Sitges, Torremolinos, Ibiza y Maspalomas (Gran Canaria), otros de turismo interior ya están apostando por la atracción de este segmento.
Es el caso de Zaragoza y Castilla-La Mancha, donde «no se trata de que haya un barrio como Chueca, sino de que si una pareja de turistas LGBT va a una bodega o a un hotel se sienta a gusto y seguro y no se vaya a sentir discriminado», apunta Nano García.
Para ello, a su juicio, es necesario que en los hoteles generalistas tengan una «guía de buenas prácticas, sobre cómo sensibilizar y recibir al turista LGBT».
A su vez esos turistas no solo buscan descubrir destinos que sean seguros para ellos, sino también para los propios habitantes LGBT de esa ciudad.
En esa línea, la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, anunció ayer que con los fondos europeos se va a desarrollar una «gran red de destinos por la diversidad» que permitirá promocionar este tipo de turismo.
«Cada vez coge más peso la periferia, destinos no tradicionales que tienen mucho que ofrecer a los que quieren visitarles», confirma Hugo Alonso, que esta semana ha hecho una presentación en Fitur de Extremadura como destino LGBT+ «amable».
Su oferta, basada en la estrategia «Extremadura Amable», no incluye negocios exclusivistas, sino «espacios amigos» que muestran a este colectivo lo mismo que al resto de la población.
Festivales como el Palomo de Badajoz, que surgió en respuesta al comentario del alcalde de un pueblo que dijo que en Badajoz estaban todos muy sanos y que a los palomos cojos se los echaba para otro lado; el festival de cine gay y lésbico de Extremadura y Horteralia, que nació dentro de Extremadura Amable y que los gays han terminado «colonizando», son algunos de sus polos de atracción.
El segmento LGBT supone el 10 % de los turistas a nivel mundial y acumula aproximadamente el 16 % del gasto total en viajes, lo que representa casi 200.000 millones de euros al año en gasto, según el World Travel & Tourism Council.
España, que recibe anualmente 7 millones de turistas de este segmento, es el país con mayor beneficio en Europa (acoge casi un 20 % del negocio turístico de este colectivo en la Unión Europea) y el segundo del mundo, por detrás de EEUU.
La actividad del turista LGTB, que realiza de cuatro a seis viajes más y gasta un 33 % más que el resto, tuvo un impacto estimado en el PIB español de más de 6.100 millones de euros en 2018, un 0,46 % del producto interior bruto (PIB).
Para el sector, la vuelta este año a la organización de festivales significa un paso más hacia la normalidad que sus organizadores pretenden recuperar en 2022.
Víctor Baragy, organizador del Mad Bear Festival, estima que el Mad Bear de Torremolinos, que se celebrará durante diez días en agosto y al que suelen acudir unos 7.000 asistentes, tiene un impacto financiero en esa ciudad de más de 10 millones de euros y que el del Mad Bear de Madrid, que volverá en diciembre, es de 9 millones.
De la importancia para la economía española de este tipo de turismo da cuenta la propuesta que hizo ayer la ministra Reyes Maroto al Ayuntamiento de Madrid para otorgar a las Fiestas del Orgullo LGTBIQA+ de la capital la declaración de Fiesta de Interés Turístico Nacional.
Este año volverán las Fiestas del Orgullo del 25 de junio al 4 de julio, aunque «con responsabilidad y seguridad», según Maroto, después de que en 2020 las celebraciones se desarrollaran en formato en línea por la pandemia.
Durante la presentación del certificado verde digital, el propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, llamó a prepararse «para el regreso a las calles, como por ejemplo con la celebración del Orgullo Estatal LGBTI a finales del mes de junio».
«No habrá 20.000 personas en la Puerta del Sol, ni será el más grande de Europa ni uno de los principales del mundo, pero se saldrá a la calle, sin escenarios ni grandes convocatorias ni manifestación con carrozas, porque para eso habrá que esperar al 2022, pero se harán actividades con la normativa sanitaria del momento», se anima Nano García.
Fuente: LevanteEMV