Esther Noriega Molina fue la fundadora y lideresa de la pandilla de chuntaes “la tía Tey” en Chiapa de Corzo
La mujer, que durante años cuidó a las personas de la diversidad sexual en Chiapa de Corzo, falleció este fin de semana. A su funeral llegó población de la comunidad gay que ella cobijó en su casa para que participarán en la fiesta tradicional de su pueblo.
Esther Noriega Molina, originaria de Chiapa de Corzo, decidió fundar su propia pandilla de chuntaes en 1994 después de haber presenciado la agresión en contra de un travesti homosexual en uno de los recorridos de la Fiesta Grande de Chiapa de Corzo.
Cuando vio que varias chuntaes –hombres que se visten de mujeres para celebrar la fiesta tradicional de Chiapa de Corzo- estaban agrediendo a Roberto Falconi, quien también estaba participando en el recorrido de la fiesta, ella intercedió y le aseguró a Falconi, un travesti muy conocido en ese entonces, que no volvería a ser agredido en la celebración. Para cumplir su promesa, fundó su propia pandilla.
Las chuntaes son los personajes principales en el anuncio de la Fiesta Grande cada 08 de enero, son quienes se encargan de iniciar los festejos. Están organizados por grupos que se denominan “pandillas”. Aunque hay varias, las más conocidas y numerosas son: “la del Jerry” y la de la “Tía Tey”.
Durante algunos años, sobre todo los 90, las personas homosexuales, travesti, transexuales y transgénero, que participaban en la fiesta, eran agredidas por las otras chuntaes, sobre todo por hombres.
Esther Noriega se preocupó por ofrecerles un espacio seguro a las personas de la comunidad gay durante esta celebración por eso el principio para formar parte de la pandilla, que fundó y lideró esta mujer, era que todas las personas cabían en el grupo.
“La fiesta es para todos, todos deben de ser bienvenidos: hombres, mujeres, todos deben de participar” aseguraba doña Esther.
La pandilla de la “Tia Tey”, ella misma lo decía, no es exclusiva de la comunidad gay. Es más bien un grupo incluyente, un espacio seguro.
Esther Noriega fue despedida ayer a sus 78 años de edad. Tal vez se fue sin darse cuenta todo lo que construyó, sin ser consciente que con sus acciones demostró que la tradición de un pueblo no debe de estar jamás peleada con el respeto a los derechos de la diversidad sexual, que siempre se puede hacer la diferencia y seguir gritando “Qué vivan nuestras tradiciones”, “Qué viva la arrechura”.
Fuente: Aquí Noticias