La Asociación de Sacerdotes Católicos de Estados Unidos ((AUSCP, por sus siglas en inglés) promueve la aprobación de una ley (Ley Todo Niño Merece una Familia, ECDF) que negaría cualquier acceso a fondos federales de aquellas agencias de adopción que dificultasen la entrega de huérfanos a parejas homosexuales.
Ante la indignación del norteamericano Instituto Lepanto, quienes denuncian este hecho, no es la primera vez, que la AUSCP defiende y promueve políticas en directa oposición a la doctrina de la Iglesia y fomenta iniciativas progresistas, muy especialmente en lo relativo a la sexualidad.
Frente a lo que pudiera deducirse de su actividad y sus fines manifiestos, no se trata de una ‘asociación pantalla’ carente de cualquier vinculación con la Iglesia católica que abuse de la denominación para engañar a incautos, y tampoco se trata de una organización irrelevante. Por el contrario, la AUSCP, fundada en 2011, es la mayor asociación de sacerdotes católicos de Norteamérica, según, al menos, su propio cálculo, y en su manifiesto fundacional tocan todas las teclas esperables en una entidad que espera a estar a partir un piñón con los ‘renovadores’ eclesiales: “Compasión”, “encuentro”, “diálogo”, “inclusivo”, etcétera.
De hecho, puede decirse que lo ha conseguido: dos pastores recientemente convertidos en cardenales han legitimado la asociación con su presencia. En 2016, Blaise Cupich, arzobispo de Chicago, celebró la Eucaristía organizada por la AUSCP, y un año después Wilton Gregory, entonces obispo de Atlanta y hoy arzobispo de Washington, pronunció el discurso de apertura del congreso anual de la asociación.
Fuente: Infovaticana