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La homofobia que ensucia al fútbol

La homofobia que ensucia al fútbol
Internacional

Los inaceptables cánticos contra Cristiano Ronaldo en el Puskas Arena han tenido precedentes en el mundo del deporte

El mantra de que el público siempre tiene la razón tiene que acabarse. Como pago una entrada, digo lo que quiero. Pues no. Los insultos homófobos o xenófobos no tienen cabida en la vida. Menos en el deporte. El aficionado tiene derecho a expresarse pero sin caer en la inmoralidad. Fue justamente lo que sucedió ayer en el Puskas Arena. Fueron varias las veces en las que se escucharon cánticos de «Cristiano Ronaldo, homosexual». El delantero de la Juventus festejó como siempre sus goles ajeno a los insultos que procedían de la grada, que llegaron justamente el día que el Parlamento húngaro aprobaba con 157 votos a favor y uno en contra una normativa que prohíbe hablar de homosexualidad en los programas escolares. No es la primera vez que el crack portugués tiene que soportar tales ofensas. En su época en España también lo vivió en algunos campos. Los casos de homofobia han ocurrido con deportistas de distintas modalidades y en algunos de ellos se han llevado por delante las carreras e incluso la vida. Así ocurrió con Justin Fashanu. Fue el primer futbolista que anunció su homosexualidad. Lo hizo en la portada del periódico ‘The Sun’ en 1990. Desde ese momento tuvo que enfrentarse al rechazo de sus compañeros y las gradas de los estadios que visitaba no cesaron de proferirle insultos. Hasta su propio entrenador en el Nottingham Forest no dudó en repetir los improperios de los aficionados y llamarle «maricón». Fue incluso acusado de abuso sexual. Consecuencias que el jugador no pudo soportar y se quitó la vida.

Fashanu fue el caso más mediático por ser pionero en anunciar su condición sexual. También acabó en tragedia la situación que vivió el futbolista mexicano Julio César Zúñiga. Fue asesinado en 2017 por ser homosexual y su caso fue llevado al cine con el cortometraje ‘Intolerance is still there’ (‘La intolerancia sigue ahí’). Recibió ocho disparos. Con el brasileño Emerson Sheik, por fortuna, no se llegó a tanto. El futbolista del Corinthians subió a Instagram una foto besando en la boca a un amigo y sus propios aficionados lo recibieron en el campo de entrenamiento con pancartas que decían: «Vete a besar a la puta que te parió» y «Este es un lugar de hombres».

España no ha sido ajena a esta lacra. Han sido varias las ocasiones con cánticos globales en estadios contra futbolistas e incluso contra sus parejas. Míchel en los años 80, Guardiola en los 90, Guti en 2000 y Cristiano Ronaldo en la década pasada han sido los paradigmas. El PSOE registró en el Congreso de los Diputados una proposición no de ley en la que instaba el Gobierno a hacer un esfuerzo para erradicar los comportamientos contrarios a la libertad sexual en el ámbito deportivo. La pretensión es que se interrumpieran los eventos en los que se produjeran actos de homofobia. Así ocurrió en Francia en un Niza-Olympique de Marsella, donde el árbitro paró el choque por gritos y pancartas homófobas. Según el grupo socialista, en el mundo del fútbol habría unos 42.000 jugadores LGTBI federados, de los cuales «142 lo harían como profesionales». Hay referentes en el fútbol que no han ayudado con sus frases a normalizar la situación. Fabio Capello, por ejemplo, dijo en 2015: «El fútbol no es para mariquitas». O Iván Rakitic, en 2012: «Respeto a los homosexuales, pero no quiero a ese gente en el vestuario. No me marcharía de un equipo por eso, porque respeto igual a un homosexual que a un negro, un gordo o un enano, pero de ser posible prefiero no tener gais en mi vida».

Un deportista que se declaró abiertamente homosexual fue el árbitro Jesús Tomillero. El colegiado andaluz llevaba tiempo sufriendo vejaciones en los campos y optó por anunciar su condición sexual. Pero los insultos no cesaron y finalmente abandonó su profesión. También fueron señaladas dos futbolistas del Deportivo de la Coruña. Patricia Cubero y Teresa Abelleira hablaron de su relación en ‘La Voz de Galicia’ y los comentarios contrarios no cesaron. «Pobres las otras jugadoras» o «Madre mía, qué asquerosidad» fueron algunas de las lindezas que recibieron.

Uno de los últimos en tener que soportar comentarios homófobos fue Borja Iglesias. El delantero del Betis publicó una foto con las uñas pintadas de negro en un entrenamiento. Realmente buscaba protestar contra el racismo, pero los seguidores no lo entendieron así. «Maricones en mi equipo no, gracias» o «Rescisión de contrato y que se vaya al Sevilla» fueron algunos de los ataques que recibió.

Fuente: El Correo

 

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