Aunque deja la puerta abierta para que los adultos que den su consentimiento expreso puedan seguir acudiendo a tratamientos para modificar su orientación sexual
El pasado mes de abril, el ministro de salud alemán, Jens Spahn, anunciaba la creación de una comisión de expertos para analizar las llamadas “terapias de conversión”, prácticas que tratan de revertir la orientación sexual de las personas LGTB. Ahora, apenas seis meses después, el mismo ministro ha presentado el proyecto de ley que acabará con esta práctica.
Estas terapias estarán completamente prohibidas para los jóvenes menores de 18 años, aunque no se llega a un veto completo, ya que se dejan algunas puertas abiertas. Por ejemplo, a los adultos se les permite buscar «tratamiento» para su sexualidad, siempre que sea con su consentimiento, aunque la práctica sería ilegal si esa persona diera su consentimiento a la terapia tras ser engañada, coaccionada o amenazada.
También los jóvenes de entre 16 y 18 años podrían someterse a esa terapia siempre que el profesional pueda demostrar que el paciente, pese a su edad, posee la capacidad de comprender las implicaciones y los riesgos del tratamiento. Lo que no incluye la nueva ley son terapias que tratan problemas sexuales como el exhibicionismo o la pedofilia.
Penas de cárcel
El proyecto de ley, al que ha tenido acceso DW, prevé multas económicas que no se han especificado y hasta un año de prisión. El propio ministro Spahn, que es abiertamente homosexual, ha explicado que «ser LGBT no es una enfermedad» y, por tanto, no debe ser tratado como tal.
«Ser LGBT no es una enfermedad» y, por tanto, no debe ser tratado como tal
La idea del gobierno alemán, según Spahn, es que «la prohibición envíe también una importante señal social a todos aquellos que están luchando con su homosexualidad: ‘Estás bien tal como estás’«. Las cifras que manejan los expertos estiman en unos 1.000 casos anuales las terapias de conversión que se producen en Alemania, tanto por profesionales de la psicoterapia como por religiosos.
La idea de estas terapias, cuya efectividad nunca ha sido probada, es reprimir la sexualidad de una persona, por lo que habitualmente se dirigen a niños y adolescentes. Sin embargo, los médicos alertaron de que los métodos que se utilizan son mentalmente abusivos y pueden provocar depresión, trastornos de ansiedad y un mayor riesgo de suicidio en las personas.
Fuente: El Confidencial